¿Peruvian horror gastronomy?
No toda nuestra gastronomía es bien vista por los turistas. Una encuesta elaborada por Rumbos arrojó que los visitantes –la mayoría europeos- se quedaron con la boca abierta por el sabor de nuestra comida, pero también por lo “fantástico”, “bizarro” y “agresivo” de algunos platos de nuestra despensa culinaria.
Y es que en el Perú no solo se come y disfruta de los variados, nutritivos y exquisitos platos en base a pescado, cordero, pollo, gallina o cerdo. También se llevan al fogón excéntricos sabores que causan asombro entre los más despistados y conservadores visitantes. A continuación, la lista de los platillos peruanos más raros para los turistas.
FESTÍN GATUNO
Como en cualquier otro humilde hogar, en la provincia de Cañete, también se crían, alimentan y protegen a los gatitos. La única diferencia es que estos pequeños felinos son preparados para el festín gastronómico que se celebra cada año en el mes de setiembre y que se llama: “la fiesta del curruñao”.
Esta tradición cañetana consiste en ofrecer un exótico menú a base del pequeño felino. Entre los platos más pedidos están la carapulca de gato, el gato a la parrilla y adobado de gato. Y aunque hay otras preparaciones como el estofado, se puede decir que esos sabores son los preferidos por turistas nacionales y extranjeros que llegan a las celebraciones en honor a la virgen negra de Santa Efigenia. Los expertos aconsejan libar una copa de pisco o vino para que el felino “agarre” bien.
CUY PICANTE
Si la comida a base de gato le pareció insólita, imagine probar en su lugar un roedor. El apetecible picante de cuy o cuy chactado no es cosa de otro mundo. Por el contrario, su jugosa carne ha hecho de este plato uno de los más populares en laspicanterías arequipeñas, moqueguanas y cusqueñas.
Algunos establecimientos tradicionales siguen respetando la recita original como el cuy frito entero con un piedra de cocina, técnica culinaria serrana que evita encoger la carne durante el proceso de cocción. El cuy sale echadito, como haciéndose el muertito en el plato. Algunos turistas lloran al ver a los cobayos, que es como le dicen al cuy en otros países, donde, huelga decir, es considerado como mascota.
SABROSOS SURIS
Son pequeños, regordetes y se arrastran por el tronco del aguaje. ¿Qué son? ¡Son suris! o larvas de coleóptero, cuya carne sabe mejor en brochetas a la parrilla, en torrejitas y cocidos a fuego lento, aunque algunos los prefieren morder vivitos y coleando.
A simple vista, este animalito de la amazonía peruana podría causar repulsión entre los nuevos comensales. Pero no se deje engañar, solo es cuestión de probarlos acompañados de un maduro (plátano verde) o con una deliciosa ensalada de cocona, para pedir más. ¡Ya vuelta!
LAGARTOS PARA LLEVAR
¿Cazador asado? En los mercados populares de Iquitos (Loreto), el temido reptil de agua dulce es ofrecido como un manjar digno de probarse una y otra vez. Su piel agreste se ofrece para coleccionistas y su carne sale caliente para los restaurantes de la ciudad.
Una buena forma de consumirlo es como chicharrón de lagarto o como enrollado de lagarto relleno con suri, un plato rico en carne blanca y frutos cítricos para cualquier exigente comensal. Ya verá que le será difícil decir: “Pobrecito el cocodrilo”.
LICUADO DE RANA
Las ranas que habitan en el lago Titicaca (Puno) han ingresado como una de las especies en peligro de extinción, debido a que son capturadas y usadas por la cultura andina de la región sureña, principalmente, como el ingrediente principal de los licuados curativos.
Estos pequeños saltarines son criados en una mediana pecera, esperando su turno para ser triturados junto a otros ingredientes como zanahoria, maca, jugo de uña de gato y miel de abeja. La atroz combinación, señalan los caseros, sirve para contrarrestar la anemia, matar el asma y recuperar la memoria.
LA RICA SANGRECITA
Conocida en todo el Perú, el plato es un clásico de la clase media, y de todos los nombrados es el más popular y al que menos tiempo le costó meterse en la mesa peruana. Se trata, básicamente, de sangre de pollo coagulada. Basta pasar por los puestos de venta de pollo en cualquier mercado del Perú para ver cómo se almacena la sangre en “vivo y en directo”, y en pequeños tapers al pie del ave degollada. También se puede encontrar sangrecita de res, pavo o gallina, según el gusto y el gasto del cliente. ¡Provecho!
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